El senador derechista y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe Turbay aún se debatía anoche entre la vida y la muerte en un hospital de Bogotá, tras el atentado que sufrió el sábado, cuando recibió dos disparos perpetrados por un joven sicario de 15 años, que fue detenido, durante un acto de campaña a las afueras de la capital del país. “Terminados los procedimientos, neuroquirúrgico y en muslo izquierdo, se trasladó a cuidados intensivos para su estabilización postoperatoria. El estado reviste la máxima gravedad y el pronóstico es reservado”, indicaba este domingo el parte médico emitido tras la operación de urgencia a que fue sometido el político. El atentado tuvo lugar en el barrio de Modelia del distrito bogotano de Fontibón, cuando el sicario disparó al menos ocho veces contra Uribe antes de ser reducido por su escolta.
Miles de personas salieron este domingo por las calles de Bogotá y otras ciudades del país a manifestarse en protesta por el atentado contra Uribe. Hubo concentraciones frente al centro hospitalario donde se encuentra el senador. En algunas concentraciones hubo carteles pidiendo la dimisión del presidente Gustavo Petro.
Miles de personas salieron este domingo a manifestarse por las calles de Colombia para protestar por el atentado contra Uribe. En esta foto, unas velas rodean carteles electorales del senador herido (Photo by JAIME SALDARRIAGA / AFP)
De 39 años, Uribe es uno de los aspirantes a la candidatura presidencial para los comicios del año que viene del conservador Centro Democrático, el partido del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), de quien el senador herido es muy cercano. A pesar de compartir apellido, ambos no tienen parentesco. Uribe es hijo de Diana Turbay, periodista secuestrada y asesinada en 1991 por orden de jefe del cártel de Medellín, Pablo Escobar, y nieto del expresidentes Julio César Turbay (1978-1982).
El atentado provocó un terremoto político en Colombia, de mayor intensidad si cabe que el seísmo real de 6,4 grados en la escala de Richter que este domingo afectó al país, y que se sintió con fuerza en Bogotá, sin que anoche se hubieran informado víctimas ni daños materiales de consideración.
del equipo de Uribe asisten a Uribe tras ser disparado
El presidente colombiano, el izquierdista Gustavo Petro, que suspendió su viaje previsto a la cumbre de la ONU de los Océanos en la ciudad sa de Niza, condenó enérgicamente el atentado y solicitó una investigación exhaustiva para saber quién encargó el crimen. “Todos los protocolos de investigación al máximo nivel, con la más alta calidad profesional, trabajando en equipo entre todas las agencias de inteligencia, se tienen que concentrar a partir de ahora en descubrir quién es el asesino intelectual”, afirmó Petro en un mensaje al país, donde compareció rodeado de mandos militares y policiales.
Al mismo tiempo que estaba consternado por la gravedad del estado de Uribe, el mandatario también mostró su preocupación por el autor del ataque, menor de edad. “La primera responsabilidad del Estado es cuidar la vida del menor, porque es un niño, y así nos parezca terrible, los niños se cuidan en Colombia”, dijo Petro, que se apuntó a una posible responsabilidad de los escoltas del senador. “Siempre que un asesino puede actuar sobre una persona protegida, previamente hay una falla de seguridad”, aseguró el presidente. “He ordenado que se investigue a la misma escolta”, añadió. “Habrá responsables, empezando por los responsables de su seguridad”, afirmó. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, ofreció una recompensa de 3.000 millones de pesos (640.000 euros) por información que conduzca a la detención de los autores intelectuales del crimen.
Momento en el que la policía colombiana bloquea al atacante de Uribe, un oven de 15 años
Expertos forenses trabajando en la escena del crimen
El ataque del sábado hizo a los colombianos volver a pensar en la ola de violencia política que el país vivió durante la segunda mitad del siglo XX y especialmente a final de los años ochenta y noventa. El atentado contra Uribe recuerda al asesinato durante un mitin del candidato liberal Luis Carlos Galán en 1989. En aquellos años, fueron asesinados también tres candidatos presidenciales de izquierda: dos de Unión Patriótica, Jaime Pardo Leal (1987) y Bernardo Jaramillo (1990), así como el antiguo líder de la guerrilla M-19 y aspirante a la Casa de Nariño por el partido Alianza Democrática M-19, Carlos Pizarro, que fue acribillado por un sicario dentro de un avión en 1990. Todos estos asesinatos nunca han sido completamente esclarecidos y aún hoy no se sabe quién fue el autor intelectual, tras descubrirse que detrás de los autores materiales había narcotraficantes, paramilitares o altos funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado.
