Dulce resaca la de España, que empieza a acostumbrarse al éxito, que parece conseguirlo incluso cuando algún astro decide abandonar el alineamiento general. Sellada su presencia en la tercera final en tres años, algo inédito en la historia de la roja –con la salvedad de que la Nations League es un torneo de nuevo cuño–, la selección disfrutó ayer de un día tranquilo en Stuttgart, ciudad cada vez más ligada a su historia, y que no abandonará hasta esta misma mañana, cuando parta en avión rumbo a Munich, sede el Allianz Arena mañana de la gran final frente a Portugal.
Los internacionales, camino de cumplir una semana concentrados, tuvieron el premio de Luis de la Fuente de disfrutar de toda la mañana libre para poder desconectar un poco las cabezas. Cargar pilas y ya ponerse a pensar en la selección lusa. De hecho, no entrenaron hasta las 18.00 horas en la ciudad deportiva del Stuttgart, en lo que fue su primera sesión con la final ya en la mente.
A pesar del susto de última hora que dio Francia en la semifinal, la satisfacción por otra exhibición de poder ofensivo pesaba mucho más. Esta generación de jóvenes que asola, en positivo, el fútbol español no para de regalar éxitos a los aficionados y no parece atisbarse gana alguna de detenerse aquí.
“Disfruto más cuando estoy más en o con el balón, así ayudo más al equipo”
Entre ellos, aunque ya parezca un veterano, se encuentra Pedri, el hilo conductor del juego de España (y del Barça). Un centrocampista fino y trabajador al mismo tiempo, impagable para todos sus entrenadores. Si las lesiones le respetan, como ha ocurrido esta temporada, siempre juegan Pedri y diez más.
El canario va ganando cada vez más peso en el equipo de De la Fuente. Con 22 años, el de Tegueste sumó el jueves en el MHP Arena su 30.º partido con la absoluta y anotó solamente su segundo gol, el primero en un partido oficial. Su estreno llegó hace un año ante Irlanda del Norte, en un amistoso antes de viajar a Alemania –se repite más que el ajo– para disputar la Eurocopa.
Aunque pueda sorprender un poco esta baja cifra, lo cierto es que tiene mucho que ver con su posición en el terreno de juego. Al menos, la posición en la que prefiere jugar. “Disfruto más y ayudo más al equipo cuando estoy más en o con el balón. Estoy más a gusto”, apuntaba el canario en la zona mixta tras el duelo ante Francia. Una frase que puede resultar algo inocua pero que esconde un mensaje muy directo no solo hacia De la Fuente, sino para todos sus entrenadores.
“Es un orgullo que se me nombre en algunas conversaciones sobre el Balón de Oro”
El tramo inicial del partido de semifinales estuvo dominado claramente por Francia. Minutos en los que Pedri apenas entró en o con la pelota. De repente, en la banda, el seleccionador empezó a hacer ajustes. Un par de gritos y Mikel Merino avanzó su posición y el canario dio un paso atrás. Empezó a construir y el partido mutó de golpe. España recuperó el protagonismo y los goles empezaron a caer uno tras otro. Pedri abandonaba el campo para ceder su puesto a Fabián con 4-1 en el marcador. Sin su pausa, sin su capacidad para retener el balón y adecuar el ritmo del partido a los intereses de su equipo, la cosa empezó a desmoronarse y Francia ahondó en las debilidades españolas hasta rozar la proeza.
Pero si Pedri levantaba la voz para reclamar protagonismo sobre el verde, no se quedaba corto para cambiar de escenario y salir del terreno de juego. El duelo entre España y Francia se había planteado desde algún sector como una gran batalla entre Dembélé y Lamine Yamal por el Balón de Oro, con los dos astros en las quinielas para el galardón. Pero Pedri también suena de fondo como candidato gracias a una temporada extraordinaria. “Es un orgullo que se mencione mi nombre en algunas conversaciones sobre el Balón de Oro”, agradecía con modestia. Sin duda, le lloverán los votos aunque parta con desventaja.
