Pedro Sánchez y Salvador Illa, convocante y anfitrión, respectivamente, de la conferencia de presidentes que hoy se celebra por vez primera en Barcelona, apelan al consenso, al debate sosegado e incluso a la cordialidad institucional. Pero los líderes autonómicos del PP, que son mayoría en la reunión, llegan a la cita con las espadas en alto. No en vano, la mayoría de ellos volverán a coincidir el domingo en Madrid, en la manifestación contra el Gobierno convocada por Alberto Núñez Feijóo, al grito de “democracia o mafia”.
En ausencia de Feijóo, la madrileña Isabel Díaz Ayuso coge carrerilla para liderar las hostilidades del PP contra el Ejecutivo central en esta cumbre, que, como es tradición, se iniciará con una foto de familia que presidirá Felipe VI. Pero, tras un breve encuentro con los presidentes autonómicos, el Rey se retirará. Y entonces el Palau de Pedralbes se convertirá en escenario de la infatigable lucha partidista entre el PP y el PSOE.

Así ha sido la llegada de Ayuso a la Conferencia de Presidentes
Pese a que el Gobierno aceptó el orden del día que exigió el PP, para neutralizar su amenaza de boicotear la cita, la presidenta de la Comunidad de Madrid dejó claro ayer que hoy no viene a Barcelona a sonreír. Además de que la conferencia de presidentes se celebra en la capital catalana por vez primera en más de veinte años –lo que a juicio de la Moncloa ya es todo un símbolo del éxito de su política de desinflamación del conflicto provocado por el procés –, esta convocatoria presenta, como gran novedad, que también por vez primera los líderes autonómicos podrán usar las distintas lenguas oficiales del Estado, con traducción simultánea, como ya ocurre en los plenos del Congreso de los Diputados.
Fue una petición expresa del catalán Illa y del vasco Imanol Pradales, a la que el ministro de Política Territorial, el canario Ángel Víctor Torres, dio inmediata luz verde.
Todos los barones populares se conjuran para presentar batalla contra la financiación singular de Catalunya
Pero Ayuso se cruzó en el camino de esta novedad plurilingüe. La líder madrileña amenazó con boicotear la cita si en ella oye hablar en catalán, euskera o gallego. “O me lo dicen en español, o me saldré. Y por el camino ya veré qué hago con esos pinganillos”, advirtió. “No me lo pienso poner, porque, en vez de promover el español, lo que hacen es utilizar el catalán para hacer provincianismo con el secesionismo, que no es otra cosa que una corruptela que no pienso pagar desde la Comunidad de Madrid”, recalcó. “Una auténtica golfada”, zanjó.
Además, Ayuso ayer respondió con una negativa a la carta que Pedro Sánchez remitió el miércoles a todos los presidentes autonómicos, proponiendo triplicar la financiación para la política de vivienda pública. “No vamos a adherirnos a una propuesta que nos parece improvisada, que no se basa en un debate previo, y que se nos comunica por carta 48 horas antes de la celebración de la conferencia de presidentes. Y que no solo carece de planificación y respaldo presupuestario, sino que además vulnera claramente la distribución competencial establecida en nuestra Constitución”, sentenció la madrileña.

El presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa (i), saluda al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (d), a su llegada a la XXVIII Conferencia de Presidentes
Al tiempo, el PSOE también disparó con bala contra presidentes del PP en la antesala de la cita de Barcelona. En primer lugar, contra Ayuso, a la que pidió su comparecencia en la comisión de investigación sobre la presunta trama de las mascarillas, junto a su pareja, Alberto González Amador, y el ex capitán de la UCO Juan Vicente Bonilla. Asimismo, los socialistas cargaron contra el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ante la denuncia por agresión sexual contra un exconselleiro.
En este ambiente crispado, el PP replicó que Sánchez desplaza a doce ministros a Barcelona para protegerse de los trece presidentes del PP: “No es necesario, solo vamos a hablar”, ironizan fuentes de Génova después de haber conseguido introducir todos los puntos que querían en el orden del día.

Foto de familia de la XXVII Conferencia de Presidentes, presidida por el Rey, el presidente Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en el Palau de Pedralbes de Barcelona. (DAVID ZORRAKINO-EUROPA PRESS / Europa Press)
Y lo cierto es que los barones populares llegarán con los deberes hechos a Barcelona, ya que han consensuado hasta siete documentos, que han remitido ya a los departamentos ministeriales, con sus propuestas en financiación autonómica, fiscalidad, energía, sanidad y servicios sociales, política migratoria, transportes y vivienda.
Dos décadas de mucho ruido y pocos acuerdos
La España plural de José Luis Rodríguez Zapatero se proyectó en 2004 en la creación de la Conferencia de Presidentes, estrenado su mandato. Fue una cita histórica, que por primera vez reunía al presidente del Gobierno de España con los de las comunidades autónomas en torno a una mesa pensada para el diálogo y colaboración entre istraciones. Sin embargo, el enfrentamiento partidista ha impedido que este foro fuera escenario de cooperación y acuerdos de calado. Salvo un breve periodo, en los primeros meses de confinamiento por la pandemia, cuando Pedro Sánchez convocó a los presidentes territoriales en 14 ocasiones entre el 15 de marzo y el 14 de junio de 2020, todas de forma telemática, para coordinar las medidas ante la emergencia sanitaria. Sánchez llegó a celebrar 20 reuniones entre 2020 y 2022 y una más en 2024, para la cooperación institucional para mitigar el impacto de la guerra en Ucrania. Zapatero, después de la primera reunión convocó otras tres, en 2005, 2007 y 2009. Mariano Rajoy sólo dos, en 2012 y en 2017. En esta última se acordó aprobar ese mismo año un nuevo sistema de financiación, objetivo que aún no se ha cumplido.
Entre otras medidas, los gobiernos autonómicos del PP piden financiar la educación infantil (0-3 años), revertir el cierre programado de las centrales nucleares, luchar contra la okupación ilegal y endurecer el control fronterizo para impedir la llegada de migrantes, asuntos en los que la presión de Vox, como se ha visto en los pactos de presupuestos, es creciente. Pero sin duda será el rechazo a la “mutualización de la deuda” y la “singularidad” de Catalunya el principal caballo de batalla.