Plan para evitar las casi 10.000 muertes de los últimos tres años por el calor extremo

Salud 

Sanidad incorpora una nueva guía de interpretación de alertas térmicas en meteosalud.es

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Turistas pasean protegidos con sombreros en la plaza de España en Sevilla, a finales de mayo, con 40 grados

Jose Manuel Vidal / EFE

Cuando las temperaturas no dan tregua, se mantienen días y días, por la mañana y la por noche, el cuerpo se agota, enferma y puede provocar la muerte. “El calor extremo es un riesgo serio”, señala la ministra de Sanidad, Mónica García, quien ha apuntado que en los tres últimos años han fallecido casi 10.000 personas por sus efectos. El año con más mortalidad en el último trienio fue el 2022, con 4.813.

Para combatirlo, nada mejor que información previa que permita a los ciudadanos y allegados, así como cuidadores e instituciones, prepararse mejor para minimizar los efectos del calor extremo, que afecta de manera clara a las personas mayores (sobre todo, a partir de 70), bebés, embarazadas y enfermos crónicos.

El Ministerio de Sanidad ha activado el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud, cuya aplicación se extenderá hasta el próximo 30 de septiembre, que tiene como fin prevenir y mitigar los efectos negativos que las altas temperaturas pueden tener sobre la salud de la población en el lugar de residencia de cada ciudadano. El diseño se apoya en un sistema de alerta (meteosalud.es) basado en predicciones meteorológicas y datos de mortalidad diaria, identificando riesgos de forma precoz y estableciendo niveles de intervención según la intensidad térmica y el impacto sanitario previsto.

El Plan Nacional define cuatro niveles de riesgo, identificado por colores

En esta edición se ha incluido un nuevo recurso técnico, se trata de una guía metodológica que permite comprender el funcionamiento del sistema de niveles de alerta térmica, facilitando su interpretación tanto para profesionales del ámbito sanitario y de protección civil como para responsables institucionales y la ciudadanía.

El Plan Nacional define cuatro niveles de riesgo para la salud por altas temperaturas que vienen identificados por un código de colores de tipo semáforo: nivel 0 (ausencia de riesgo y color verde) y los niveles 1, 2 y 3 que indican riesgo creciente para la salud y cuyos colores son amarillo, naranja y rojo, respectivamente.

Las temperaturas extremas afectan la salud de todas las personas, pero el nivel de riesgo también depende de una serie de factores personales, sociales y ambientales. Entre los posibles factores de riesgo destacan:

Personales: Lactantes y menores de 4 años, personas mayores de 65 años, mujeres gestantes, personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias o crónicas. Personas con tratamientos médicos. Personas con trastornos mentales, de memoria, dificultades de comprensión o de orientación o poca autonomía en la vida cotidiana, entre otros.

Ambientales, laborales o sociales: personas que viven solas, personas sin hogar, personas con condiciones económicas desfavorables, personas migrantes, turistas, viviendas no bien aclimatadas o sin capacidad de regular la temperatura, exposición excesiva al calor por razones laborales, deportivas o de ocio (especialmente entre las 14:00h y las 19:00h), entre otros.

El nivel de riesgo también depende de una serie de factores personales, sociales y ambientales

A mayor número de factores de riesgo, mayor vulnerabilidad. Entre ellos, la edad es un factor importante puesto que la mortalidad se concentra en mayor medida en mayores de 65 años y, especialmente, en mayores de 75. Igualmente, las situaciones de pobreza que impiden asegurar viviendas bien aclimatadas y protección ante las altas temperaturas son otro factor de gran importancia.

Teniendo esto en cuenta, los niveles de riesgo del Plan Nacional pueden interpretarse de la siguiente forma:

Un nivel de riesgo amarillo supone: riesgo leve para personas mayores de 65 años con otros factores de riesgo.

Un nivel de riesgo naranja: riesgo leve en población general sin factores de riesgo; riesgo moderado para personas mayores de 65 años o menores de 65 años con múltiples factores de riesgo y riesgo elevado para mayores de 65 años con otros factores de riesgo adicionales.

Y el nivel de riesgo rojo supone: riesgo moderado en población general sin factores de riesgo; riesgo elevado para personas mayores de 65 años y menores de 65 años con algún factor de riesgo y riesgo extremo para mayores de 65 años con otros factores de riesgo adicionales.

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