Las infecciones urinarias pueden convertirse en un verdadero dolor de cabeza si no se toman ciertas precauciones. Pilar Luque, uróloga del Hospital Clínic Barcelona, explica que su origen está en la presencia de bacterias que provocan “inflamación y daño a los tejidos de la vía urinaria con sus consiguientes síntomas”. Más comunes en mujeres, especialmente a partir de la adolescencia, suelen manifestarse con dolor al orinar, necesidad constante de ir al baño o, en los casos más graves, fiebre. Aun así, no siempre se detectan de inmediato y, si se descuidan, pueden derivar en complicaciones importantes.
Tal como señala Luque, diversos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir infecciones urinarias. Entre ellos destacan las alteraciones anatómicas o el uso de catéteres, que favorecen la proliferación bacteriana, la menopausia, no orinar después de las relaciones sexuales, la hiperplasia de próstata en varones o una higiene genital inadecuada. Además, la uróloga Luque subraya que “la gran mayoría de los gérmenes que provocan la infección urinaria provienen del aparato digestivo”, lo que resalta la importancia de una buena salud intestinal y la prevención del estreñimiento crónico.
La gran mayoría de los gérmenes que provocan la infección urinaria provienen del aparato digestivo .
Aunque cualquier infección puede ser motivo de preocupación, Luque destaca que “en la gran mayoría de las ocasiones, las infecciones de orina se resuelven con el primer antibiótico prescrito”. Y añade que “la clave para evitar episodios recurrentes está en la prevención y en la adopción de hábitos saludables, ya que las rutinas diarias pueden marcar la diferencia entre una molestia ocasional y un problema crónico”.
En primer lugar, Luque subraya la importancia de una buena hidratación para reducir el riesgo de infección, ya que beber entre litro y medio y dos litros de agua al día favorece la eliminación de bacterias del tracto urinario. También destaca la necesidad de mantener una higiene íntima adecuada, al tiempo que recomienda usar jabones suaves y evitar productos agresivos que alteren la flora vulvovaginal, como ciertos geles íntimos o preservativos con espermicida. En cuanto al hábito miccional, aconseja no retener la orina y orinar después de las relaciones sexuales para expulsar posibles bacterias que hayan podido ascender por la uretra.
En la gran mayoría de las ocasiones, las infecciones de orina se resuelven con el primer antibiótico prescrito.
Por otro lado, una dieta equilibrada, de estilo mediterráneo y rica en frutas y verduras con vitamina C, aporta propiedades antioxidantes y contribuye a mantener un tránsito intestinal saludable. Cuidar la microbiota también es clave, ya que prevenir el estreñimiento y otras alteraciones digestivas ayuda a reducir el riesgo de proliferación bacteriana en el sistema urinario. Por último, la automedicación puede resultar perjudicial: Luque advierte que “el uso excesivo de antibióticos puede provocar resistencias y desequilibrios en la flora vaginal e intestinal”, por lo que siempre es imprescindible consultar al médico antes de iniciar cualquier tratamiento.
La uróloga subraya que, ante síntomas como escozor intenso al orinar, dolor suprapúbico, aumento de la frecuencia miccional o fiebre, es imprescindible acudir a un profesional para obtener un diagnóstico preciso. En algunos casos, la infección puede extenderse al riñón (pielonefritis), la próstata (prostatitis) o el testículo (orquiepididimitis), cuadros que pueden cursar con fiebre, dolor lumbar o malestar general.
“Si los gérmenes pasan al torrente sanguíneo y provocan bacteriemia, el paciente puede presentar un cuadro grave, llegando incluso a un shock séptico”, advierte Luque. Por ello, ante fiebre alta o un agravamiento de los síntomas, se debe acudir con urgencia al médico. “Si los síntomas no ceden o vuelven a aparecer es necesario que se vuelva a consultar al médico”, puntualiza la uróloga. Una vez identificada la causa o confirmada la reinfección, se podrá prescribir el antibiótico más adecuado para cada caso.
Si los síntomas no ceden o vuelven a aparecer es necesario que se vuelva a consultar al médico.
La prevención y el tratamiento de las infecciones urinarias pasan por tener una buena hidratación, mantener una dieta equilibrada y cuidar la higiene íntima. Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado suelen garantizar un pronóstico favorable, pero la verdadera clave está en la adopción de pequeños hábitos cotidianos. Integrados en la rutina, estos cuidados pueden marcar la diferencia y convertirse en la mejor defensa contra las reinfecciones y las posibles complicaciones.